sábado, 21 de febrero de 2009

POLITICUCHOS

“Eso no toca hoy”, “Otra pregunta”, “no le voy a contestar a eso”, “esa pregunta se la tiene que hacer a otro” o “responder con evasivas”, etc. etc. etc. Con todas estas respuestas, y algunas más, se enfrentan todos los días los periodistas cuando es un político el interlocutor. PERO ESTOS TIPOS DE QUE VAN. ¡¡¡Que no hombre, que no, que tienen que contestar porque están a nuestro servicio, al servicio del pueblo que es quienes les "contratan" y ante quienes tienen que responder!!!.

El político no es el pueblo, ni tan siquiera es su voz. Yo ni se la doy ni se la alquilo ni se la entrego en representación. Yo, como español, tengo mi propia voz y ningún políticucho tiene el derecho a arrogársela.

Este es un mal endémico que sufrimos los españoles. Nuestra clase política se piensa que son intocables, que al ser los “representantes del pueblo” deciden como y cuando dar explicaciones de lo que hacen, y si las dan. Pero gran culpa de todo esto la tenemos el pueblo, que no nos hemos preocupado de lo que pasa en las alturas y les hemos dado cancha a estos “sinvergüenzas” que se han erigido como los representantes de la voluntad popular, cuando deberían ser meros servidores del pueblo.

El político español tiene la idea, equivocada, de ser un personaje intocable, de hacer y deshacer a su antojo y de señorear allí donde va, teniendo al pueblo a su servicio cuando debería ser todo lo contrario. Sirvan como ejemplo, todos esos concejales que se creen algo por “ser ostentar el cargo que tienen” y piensan que los ciudadanos les tenemos que alabar y consentir todo.

Pues no señores, no. Me niego a que el político piense que está por encima del bien y del mal, que son seres superiores al resto de españoles, que no tienen que dar cumplida cuenta de lo que hacen día a día, hora a hora. Si son políticos, que aprendan a vivir con ello, pues el Servicio al Pueblo debe ser considerado como el mayor sacrificio de un hombre para con sus conciudadanos, pero no debe ser entendido como un oficio o profesión que tiene prerrogativas o derecho alguno.

Y cuando un periodista pregunta al político de turno, también lo hace desde la perspectiva de ciudadano que tiene todo el derecho del mundo a recibir una respuesta a su pregunta y no las evasivas o en muchos casos insultos que salen de la boca de estos personajes.

2 comentarios:

Fin de los Tiempos dijo...

Es bastante gracioso todo eso,uno elige a los representantes para que luego no le representen en absoluto. Así nos va.

José M Magallon dijo...

En realidad todo el sistema esta perfectamente equipado para que solamente un 2% de la población piense y de ese 2% la población pensante prácticamente en un 80% trabaja para partidos políticos y ponen su inteligencia al servicio de los partidos que representan así que en otro 0,20% ( 2X 1000) aprox. 80.000 personas con libre opinión en un país como España no le preocupan realmente a nadie por mucha razón que tengan ... Y asi sucede tanto en las democracias parlamentarias como en los regimenes totalitarios de izquierda radical donde este numero se reduce a la mitad de la mitad.

¿nos vamos a quedar así?¿vamos a seguir consintiendo su despilfarro?