¿Cuanta gente al cabo del día se llega hacer esta pregunta? Muy pocas, a la vista de los acontecimientos que estamos viviendo, más cruentamente en estos días. ¿y cuantos se responden de manera negativa? ¿Cuántos dan un NO rotundo a la cuestión? Pocos seguramente, porque la gran mayoría de la sociedad española vive en su constante y placentera anestesia que desde los poderes públicos se han encargado de repartir a diestra y siniestra.
Me quedo maravillado cuando en las noticias escuchas que, por ejemplo, el Presidente de los Estados Unidos tiene que buscar los apoyos en su propio partido para sacar adelante una Ley. ¡¡¡Tiene que buscar apoyo en su propio partido!!!, es decir, que el poder legislativo, que está para legislar, es completamente independiente del poder Ejecutivo. Y a eso, a la separación de poderes, le llaman Democracia, con mayúsculas como tiene que ser.
La respuesta a la pregunta es NO, un no rotundo, un no contundente y un no que asusta. Porque no vivimos en democracia, sino en una Partitocracia en la que el Poder Ejecutivo "secuestra" la voluntad de todos los demás sin que estos puedan rechistar.
El Legislativo, Congreso y Senado, están anclados a lo que el poder ejecutivo, representado en cada momento por un partido político, decida. Las leyes que emanan de la Cámara Baja, son las que el Gobierno de la Nación Española desea y redacta, por lo que este queda sujeto a lo que decidan. Incluso tienen la desfachatez de gobernar a golpe de Real Decreto, que no tiene que pasar por el parlamento, y a vetar las iniciativas de los demás partidos para que no exista un debate en el seno de la cámara de representación.
El poder Judicial está igualmente formado por los miembros que los partidos políticos decidan. La fiscalía está politizada y actúa en perjuicio o beneficio del representante político que esté sentado en el sillón del poder. El Tribunal Constitucional forma parte de la tela de araña de los políticos, pues su formación depende de lo que estos decidan.
Los partidos políticos se han creado un Estado a su antojo, han dado vía libre a las imposiciones de los caciques pueblerinos, o lo que es lo mismo, los nacionalistas. Pero también han abierto la puerta para que en sus propias formaciones, los gobernantes de esos Reinos de Taifas que son las comunidades autónomas, hagan y deshagan a su antojo y decidan lo que es bueno o malo para las sociedades que acaudillan.
Los partidos políticos cierran sus puertas a todo aquel que no sea miembro de su casta, intentan impedir que cualquier decisión ciudadana se debata, nos dicen lo que la sociedad piensa o debemos de pensar, nos mangonean, nos roban, nos insultan, nos tratan como infantes a los que hay que llevar de la manita.
No hay una verdadera representación, no elegimos directamente a los políticos que nos “representan”, las listas cerradas cercenan la libertad, y el pueblo sigue callado.
¿Nos merecemos lo que tenemos? Posiblemente si, porque nos lo hemos buscado tras años y años de desidia.
¿Puede cambiar? Dudo mucho que los dos grandes partidos quieran perder el poder supremo que se han entregado a si mismos.